domingo, 10 de abril de 2011

Evaluar el cambio

Es evidente, Guadalajara ha cambiado en esos cuatro últimos años. Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y es tiempo de que los guadalajareños acudamos a las urnas para expresar si este cambio nos gusta o no.

La gestión de Antonio Román ha traído consigo polémicas actuaciones como la privatización de la gestión del agua, la aprobación de la famosa Ordenanza de Convivencia Ciudadana o el traslado del recinto Ferial al otro lado de la A-II en la periferia de la ciudad. Guadalajara ha cambiado también físicamente: el fondo del Plan E y el remanente resultante del proceso de privatización mencionado, han permitido a este Ayuntamiento ejecutar importantes obras como la del parque Adoratrices –antiguo recinto ferial–, la ciudad de la raqueta, el parque de Juan Bosco o la remodelación de todo el casco histórico.

Guadalajara sigue siendo una ciudad invisible y muy poco valorada. Una ciudad poco abierta a la participación ciudadana con un equipo de Gobierno que escucha muy poco la voz que emana de los barrios donde el movimiento vecinal va casi desapareciendo.

La voz de la calle sólo es escuchada cada cuatro años y en fechas cercanas a los comicios electorales. Ahora toca hablar, es momento de decidir si el cambio en Guadalajara es positivo, pero también tendremos que valorar si queremos o no un alcalde a tiempo parcial.

Guadalajara es una capital de provincia fuerte, grande y con muchas posibilidades. No se merece un alcalde con un pie aquí y otro en las Cortes regionales en Toledo. La maniobra del PP de Cospedal de convertir a Antonio Román en número uno de la lista electoral a las elecciones autonómicas responde a todo menos a los intereses de nuestra ciudad. Román ya hizo compatible su cargo como primer edil con el de senador o con el de médico en consulta privada por las tardes. No ha tenido en mente a la ciudad como objetivo único y este es otro cambio sustancial que debemos valorar.

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