domingo, 10 de abril de 2011

Hace falta gente crítica

En la corta vida de la democracia de nuestro país, hemos podido comprobar en los últimos años un estancamiento en su evolución. El poder residente en el pueblo se ha traducido en una participación simbólica que cada cuatro años nos convoca a las urnas, algo que sabe a poco a muchos ciudadanos y que cada vez provoca una mayor pérdida de confianza en el sistema político. A causa de ese escepticismo, el monopolio de la democracia ha provocado una perdida radical de la capacidad de movilización de la ciudadanía y en contraposición la reacción de aquellos más concienciados con la situación. La plataforma ‘Más de Un Ciudadano’ formada por vecinos de Guadalajara es un ejemplo de ese inconformismo.

La capital de provincia se ha convertido en los últimos años en el claro ejemplo de ciudad dormitorio. Su proximidad a Madrid y las características que reúne como ciudad han contribuido a gestar una comunidad poco implicada en la actividad ciudadana, que ha permitido que los diferentes gobiernos que se han ido sucediendo hayan desempeñado un trabajo poco vinculado a las necesidades o preferencias de los ciudadanos, sin que dicha gestión haya recibido una oposición significativa por parte de los afectados.

La labor de la plataforma ciudadana es precisamente acabar con esa impasibilidad en la que hemos ido cayendo en los últimos años. No se trata únicamente de dotar a la ciudadanía de una mayor capacidad de intervención en la política local, sino de involucrarla en la toma de decisiones y fomentar una actitud crítica ante estas. Es muy importante caminar hacia un modelo de gobierno más participativo, pero más importante es romper con la tendencia a la indiferencia ciudadana que los actuales modos de vida provocan en la gente.

Dentro de esta problemática general, entraña una verdadera preocupación el papel que desempeñan los más jóvenes. Sin duda es uno de los aspectos más característicos de Guadalajara, ya que pese a que el número de jóvenes es relativamente alto en comparación con la población total, apenas se intuye ningún movimiento de implicación juvenil con los problemas de la ciudad. El desinterés y el conformismo han acabado con la capacidad de reacción y las expectativas de la gente se limitan a conseguir un mínimo de estabilidad para poder seguir adelante con su vida. Da igual si se privatizan los servicios de suministro de agua, si desciende la inversión en actos culturales o si se lleva a cabo una política de favoritismo por parte de los dirigentes políticos; la gente joven se mueve entre el desencanto y el pasotismo.

El aumento del bienestar, el crecimiento económico, las mejoras sociales, las nuevas tecnologías, nuevos modelos de consumo; son algunos de los factores que en poco tiempo han creado un nuevo modo de vida. Un modo de vida que se ha traducido en una pérdida de la conciencia ciudadana y en la capacidad de crítica y movilización de la gente, aunque no de toda. Iniciativas como la de ‘Más de Un Ciudadano’ cada vez se hacen más frecuentes. Gente consciente del problema y que quiere cambiar la situación. Gente que quiere proponer alternativas al modelo político que ha provocado la muerte del ciudadano.

¡QUÉ ESTÁIS DORMIDOS!

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